jueves, 7 de mayo de 2009

1/2 Champions League: Chelsea 1-1 Barcelona


Un golazo de Iniesta en el 93' acaba con la racanería del Chelsea


Cuando más complicado parecía el billete para Roma, salió a relucir la magia del fútbol. Esa magia que sólo acude a salvar a quienes la buscan. A quienes confían en ella. A jugadores como Iniesta y a equipos como el Barça.

Si en el partido de ida la actitud ultradefensiva del Chelsea había parecido exagerada, pero hasta cierto punto comprensible, lo hoy sucedido en Stamford Bridge ha rayado lo ruín. El golazo de Essien en el minuto 9 fue lo peor que le podía pasar al fútbol en una noche como la de hoy. El mediocentro blue compró un boleto de lotería al acomodar el cuerpo para lanzar un misil, y le tocó el premio gordo con un derechazo imparable que hacía el 1-0.
Hasta entonces, el Chelsea ni se había acercado a las inmediaciones de Valdés y a partir de entonces, sólo existió un equipo en el verde, el Barça. Fue el único que acertó, falló, quiso jugar, marcar, etc. Los ingleses se limitaron a defender, obstaculizar con faltas cada acercamiento culé y aprovechar cada fallo de circulación visitante para salir como balas a la contra. Ni la expulsión de Abidal cambió el signo del partido. Daba igual los efectivos que tuvieran los azulgrana; el muro inglés tenía que caer...y cayó.

Corría el tiempo de descuento y Hiddink se frotaba las manos a la vez que se reía del mundo del fútbol y del gusto por el buen juego. Al mismo tiempo, Guardiola, un defensor aférrimo del jogo bonito, lloraba y rezaba porque un milagro le devolviera parte del favor que él y su equipo habián hecho durante toda la temporada a todos los aficionados al deporte rey. La solución estaba en la bota de algún jugón y Andrés Iniesta fue el elegido. Mejor dicho, él es el elegido. El elegido para asombrar, para decidir partidos como el de hoy y para hacer que las sonrisas de Hiddink se conviertieran en gritos e insultos de Drogba al arbitro tras el encuentro. Golazo en el 93' y misión cumplida.
Gracias al Barça, la bandera del buen fútbol ondeó por todo lo alto en Inglaterra. No hay que olvidar que el cielo y la gloria es para quienes lo merecen y hoy, lo mereció el Barça.